En un país perdido que a nadie le interesa, un valiente equipo luchó por evitar ser devorados por las ratas. Todo fue difícil para nuestros héroes: conseguir repuestos una hazaña, cobrar una lucha, vender un desafío, usar la plata del banco es un infierno y tratar de cobrar un mango en dólares es imposible. Para peor de todo cada componente es importado y se han disparado por el precio del dólar. Es, como siempre, una época de mierda y de extremo caos. Pero no se darán por vencidos y continuarán luchando, esta vez, con vista al exterior.
Mientras tanto seguirán viendo como los políticos de turno mienten descaradamente según sus intereses, como no serían capaces de aprobar ni el primer año de economía, como han sido los primeros en robarse y llevarse la guita al exterior, mientras se llenan la jeta hablando de los “malas” que son las empresas que dan trabajo en este país miserable y de lo bueno que ellos son.
El viernes fue la última vez que abrimos nuestro local. Después de quince años, cerramos. Con pena, pero sin drama. Esta vez no es una historia de éxito ni de exit, pero afortunadamente tampoco una historia de ruina personal como si les ha pasado a otras personas.
Cerramos después de meses planeándolo, sin quedarme con un remanente de dinero por el trabajo merecido de estos años, pero sin dejar deudas. Durante la última semana hemos desmontado todo, dejado el local y hecho el proceso de cierre, que no ha sido fácil ni motivador. Y es que abrir empresas motiva mucho, pero cerrarlas no tanto. Y a los emprendedores a veces se nos olvida que las dos cosas forman parte del juego. Que por cada empresa que un autónomo o un pequeño empresario abre hay otra que cierra. Y que en uno u otro momento nos va a tocar pasar por ello.
Abrimos con muchísima ilusión allá por 2008, con la soberbia de saber, y me animo a decir sin pena más que nadie en este lugar y en este rubro, pero sin tener la espalda económica que se necesita. Llego 2010-12 y con los quilombos propios de este país (cepo al dólar, cierre de importaciones, impuestazo al hardware, hiperinflación, y un más que largo etc.) el duro golpe económico afecto a todos, pero sobre todo a los de IT. Si bien ya desarrollábamos desde ese entonces y dábamos soporte a empresas, el hardware paso a ser incomprable y dar soporte, vender repuestos (o si quiera conseguirlos) y renovar equipo se volvía poco más que imposible.
Pasamos de poder vender un equipo entero en $800 a que $800 costará solo un disco rígido. Los proveedores quebraron, y como no podía ser de otra manera, nos la pegamos, pero bien. Tuvimos que despedir a nuestros dependientes y ponernos mi socio y yo doce – dieciséis horas al día de lunes a sábado. Fue duro, luego quedé trabajando solo, pero conseguí reflotar, aparecieron nuevos cliente, bancos, seguros, Unilever, Manpower, sumado a la programación y desarrollo al exterior y empezaron los años buenos en los que pude contratar gente de nuevo.
Después llegaron años muy buenos en los que me ganaba un sueldo trabajando un par de horas a la semana. Conseguí el sueño dorado, poder vivir de los ansiados ingresos pasivos. Parecía que ya todo iba a ir sobre ruedas y que podría dedicarme únicamente a recoger los frutos… hasta que llegó una pandemia mundial.
El Covid ha sido duro, muy duro. Primero tuvimos la tienda cerrada sin ingresar ni un peso. Después los horarios restringidos, la menor afluencia de gente y el corte del puente que no nos permitía cobrar (porque si, en este país pedorro hay un cepo al dólar y como también soy uruguayo puedo cobrar legalmente mis ganancias allá). Pedí otro préstamo, migré toda la tienda online y resurgí, otra vez.
Pero hace meses el estado, deseoso de no dejar nada en pie, puso otro impuestazo más sumado a la joda del dólar. Hoy comprar equipo de gama media por encima de 250k, en esta ciudad la gente gana entre 40k y 120k que son unos 300usd, apenas les alcanza para sobrevivir (y ni eso). Desde este último golpe los proveedores han parado de vender desde dos semanas a dos meses, otros directamente cerraron.
Desde que paso esto no hemos ganado un peso, e incluso me ha tocado poner dinero. He resistido, que no es poco. Pero las ventas han muerto. Fue la primera vez que en navidad ni la gente ni los negocios renuevan equipo. Y los impuestos no paran de subir. Es una situación que ha superado a todos. Pero es algo inaguantable para cualquier pequeño comercio. Pese a eso todo el tiempo he confiado en que iba a mejorar. Soñamos que los clientes volverían, pero nadie tiene la capacidad económica.
¿Y los trabajos para grandes empresas? El estado nos mete tanto la mano en el bolsillo que se turna entre impuestos y los pungas de la esquina para robarnos y se lleva en el mejor de los casos un 40% de lo ganado, a veces hasta un 75%. Sumemos las leyes imbeciles de este país. Soy responsable Inscripto. Pero ahora al darme de baja una ley imbécil no me permite volver a ser monotributista. Debo esperar dos años más. Me acosan si les debo 2$, si me doy de baja me quitan la posibilidad de seguir en blanco, si trabajo en negro va a ser peor. Solución: ¡no trabajar nunca más en este país de mierda!
Pero, dejen que les cuente que tan corrupto puede ser el estado: En el 2015 quisieron cobrarme 15000$ por haber quedado debiendo una boleta de $30 a ATER del 2012. Les caí con un abogado y una contadora al grito de: Señores, si pueden convertir 30 en 15k cierren este antro y vayan a negociar la deuda externa. Al final no pague nada. Pero el día que fui había cuatro colas de gente que daban la vuelta a la cuadra. Al menos 400 personas a las que intimaron, asustaron y estafaron.
Así que, a finales del año pasado, por las circunstancias que he contado arriba, llegamos a la conclusión de que aumentar las ventas iba a ser complicado de un día a otro, y que para subsistir necesitábamos bajar los gastos. Desafortunadamente no se ajustaba a la situación actual de ventas y era clave bajarlo al menos durante un tiempo. El objetivo ni siquiera era ganar al principio, solo mantenernos para ver si las ventas y el trabajo mejoraban. Con el consiguiente riesgo, sabiendo que íbamos a perder mucho dinero durante al menos un año si la situación no volvía a la normalidad. Y pensando en que nos iba a costar remontarlo y que, la verdad ya no dependía de nosotros.
Pero no solo se iba a necesitar esfuerzo, ya que teníamos en contra el mercado. E ir contra el mercado es muy difícil, es como pegarse contra una pared. La otra opción, era asumir que, pese a la pena, la mejor decisión racional era cerrar. Y eso he hecho. Dejar atrás la tristeza de tener que cerrar un negocio ya montado, pero tener la tranquilidad de saber que ya estaba todo amortizado y de que centrarnos en trabajar en seguridad fuera de aca era lo mejor. Parece algo frívolo o loco hacerlo dejarlo, así como así, pero pese a que no me he forrado, he vivido 15 años de esto.
Me encantaría decir que queme las naves como millones de LAT que han dejado todo. Pero la verdad es que aca no hay nada que dejar. Agradezco las oportunidades que me han dado la gente de fuera para salir adelante. Ellos son los verdaderos héroes de esta historia.
¡Hasta siempre localcito, hasta nunca Argenzuela!
Una pena enorme. El esfuerzo tirado a la basura a causa de políticos y fanáticos corruptos.
¡Gracias Omar! La verdad que sí, los politicos deberían pensar más en apoyar a las empresas en vez de seguirnos robando para darles a los que no trabajan.
Carlos, mucho éxito en todo lo que se viene. Todo lo que expresaste lo sufren y sienten miles de pymes en todo el país. No estás solo en ese sentimiento.
Gracias Martin. Aprendí a programar desde niño, pero hasta que no fui adulto no pude comprar mi primera computadora. Tuve hasta 3 trabajos en simultaneo antes de poder tener lo mío propio y la cantidad de clientes para que fuera minimamente sustentable. Trabaje horas maratónicas (entre 16 y 20 todos los días) y hoy lo tengo que dejar porque ya no tengo 20 años y ya no puedo seguir trabajando así, simplemente me vuelvo más viejo, me canso más y, por qué no decirlo, aprendí que de esperanza no se vive. Y yo comprendo que todos estamos igual. Pero que difícil y agotador es volver, y volver y volver a empezar. Solo espero que en esta nueva etapa las cosas se mantengan así de bien con el trabajo en el exterior, y al fin pueda pasar por una etapa de relativa tranquilidad. ¡Gracias por el apoyo!